miércoles, 1 de agosto de 2012

CARTA AL MERCURIO

Cartas
Sábado 08 de Septiembre de 2012
Radios comunitarias
Señor Director:
En mayo de 2010 se promulgó la Ley 20.433, que crea los servicios de radiodifusión comunitaria, ley que significó varios años de debate legislativo y que se basó en un inédito acuerdo al cual concurrieron Anarcich (Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile), que agrupa a más de 200 radios comunitarias y ciudadanas; la Archi (Asociación de Radiodifusores de Chile), y todas las fuerzas políticas.
De acuerdo a esa ley, los actores involucrados —radiodifusores y autoridades— hemos trabajado intensamente durante más de un año en concordar un plan técnico de migraciones, para despejar el segmento especial donde se alojarán las radios comunitarias. Cientos de concesionarios de mínima cobertura deberán iniciar en pocos días más los trámites necesarios para cumplir con la nueva ley, y a su vez, cerca de cien concesionarios de FM deberán trasladarse a sus nuevas frecuencias, según los plazos legales.
Lamentablemente, el grupo español Prisa, en forma imprevista y unilateral, ha decidido no colaborar en este importante proceso para la radiodifusión chilena y amenaza las esperanzas y expectativas de cientos de radiodifusores comunitarios.
Denunciamos ante el Gobierno, el Congreso Nacional y la ciudadanía, que la actitud avasalladora de este consorcio extranjero amenaza la aplicación de una ley que se logró con un amplio consenso político y ciudadano. No parece razonable que un grupo extranjero pueda frustrar la decisión soberana de los chilenos, expresada en una ley de la república.
Alberto Cancino
Presidente
Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile


RADIOS COMUNITARIAS Y LAS MUNICIPALIDADES 2012
Uno de los retos que nuestras emisoras debe afrontar en tiempos electorales tiene que ver con los tres “principios básicos” que debe respetar para lograr credibilidad en sus informaciones:
La objetividad: Significa que los periodistas deben mantener una saludable distancia respecto de las informaciones que reportan y que en tiempos electorales abunda. Significa que las fuentes de información nos dan el sentido y la sustancia de las noticias. Las fuentes proveen los argumentos, las explicaciones, las críticas. Las fuentes sugieren ideas mientras otras fuentes las cambian. Por lo tanto, los periodistas, en su rol de comunicadores profesionales, sólo proporcionan un vehículo para esos intercambios.
La pluralidad: Significa no quedarse con una sola fuente para recoger y presentar la información, sino buscar más voces y opiniones que permitan contrastar lo que uno dice frente a otro. Es decir, presentar, los diferentes puntos de vista sobre un tema o hecho, ello permitirá al elector formar su propio juicio, y elegir libremente.
La equidad: Significa “igual”, es uno de los postulados básicos de los principios generales del derecho y por lo tanto está muy relacionada con la justicia.
Las emisoras asociadas a la ANARCICH han demostrado que en tiempo de elecciones es posible trabajar una serie de actividades fuera de la radio, con el objetivo de promover educación electoral para una toma de decisión informada. De esta manera se logra una cobertura de campañas electorales más sustanciosas, relevantes e interesantes para los ciudadanos.
Aquí algunas propuestas:1.- Trabajar una agenda ciudadana: Ello se hace recogiendo las opiniones y temas considerados prioritarios por la ciudadanía para luego trasladarlos a los candidatos y candidatas. De esta manera hacemos también incidencia política pues buscamos influir en los planes de gobierno de los candidatos y candidatas.
2.- Alianzas con otros: Puede ser con otras Organizaciones No Gubernamentales (ONGS) especializadas en temas específicos y/u otros medios de comunicación o con instituciones del Estado, para organizar actividades públicas conjuntas, como foros, charlas, transmisiones de actividades con candidatos y candidatas, etc. Y colocar los temas de agenda priorizadas por la ciudadanía.
3.- Consultas radiales: Abrir los micrófonos no sólo desde la cabina de radio, sino que la emisora sale a la calle y pregunta a la gente su opinión sobre los candidatos y candidatas, sobre sus propuestas, sus temas de agenda, etc.
4.- Charlas públicas. Son reuniones con la población para capacitarlos, brindarles educación electoral e incrementar sus habilidades comunicativas. Para estas charlas podemos recursos como presentaciones, producciones radiales motivadoras relacionadas al proceso electoral, videos motivadores, etc.
5.-Debates públicos o foros con candidatos y candidatas. Los podemos hacer de dos maneras, desde la radio misma invitando a la cabina a los candidatos y candidatas junto con la población para lograr así un acercamiento con las propuestas y planes de gobierno. También podemos hacerlo en otro espacio, fuera de la radio y aquí la radio transmite en vivo y en directo la actividad para su audiencia. Esta opción posibilita además una mayor presencia de ciudadanos y participantes en general.
6.- Festivales Ciudadanos.- La radio toma una plaza pública para acercarse a la ciudadanía y conversar sobre el proceso electoral. En este espacio se brinda información y se hace educación electoral. Se invita a los candidatos y candidatas a compartir para dialogar son la gente, debatir sus propuestas. Es también un espacio de participación y deliberación ciudadana en un clima lúdico donde se recupera las culturas de las personas. Se hacen juegos interactivos, se puede montar también una obra teatral ad hoc sobre el tema electoral. Generalmente se invita a otras instituciones y medios de comunicación que hacen educación electoral o tienen proyectos a compartir el espacio y así se logra mayor impacto.
7.- Pasacalles.- Es una actividad pública, que se caracteriza por su creatividad. El objetivo es llamar la atención de la población para movilizarla. Podemos hacerla con grupos organizados, contar con presentaciones teatrales, música, danza, mimos, etc.
8.- Página web. Podemos crear una sección especial en nuestras páginas web. De esta manera, la página web se convierte en un soporte informativo más que ayuda a posicionar nuestro quehacer y cobertura informativa del proceso electoral. Podemos subir aquí toda nuestra producción radial como spots, microprogramas. Además de un cronograma de nuestras actividades “fuera de la radio” para convocar a nuestra audiencia.
Y COMO INVOLUCRAMOS A LOS CIUDADANOS ? En un artículo de Charles Green titulado “Ética y cobertura de elecciones”, se menciona que el Instituto Poynter para Estudios sobre la Prensa realizó una encuesta entre varios editores de diarios y directores de noticieros, acerca de la cobertura basada en los criterios de los ciudadanos, y finalmente ofreció las siguientes sugerencias:
Planificar a tiempo: Quiere decir que nuestras emisoras deben planificar a tiempo la cobertura de un proceso electoral. Además es casi seguro que esta planificación sufrirá cambios pues en el camino aparecerán cosas que no habíamos tomado en cuenta. Los mejores planes muchas veces se deshacen en las últimas semanas de la campaña y ahí tendremos la opción de cubrir las "noticias" o respetar nuestro plan. Hay que prepararse para ello.
Planificación participativa: Es decir, incluir a todos en la preparación del plan, ello implica convocar a editores, productores, productoras, técnicos y reporteros que tendrán que ver con la cobertura, para decidir qué es lo que se quiere lograr. Todos deben definir un objetivo claro.
Ampliar el equipo: Pensar en incluir en el equipo a otras personas, además de los reporteros que normalmente cubren temas políticos o del gobierno. Una vez que el equipo identifica los problemas que les interesan más a los ciudadanos, debemos ubicar quiénes conocen mejor estos temas.
Conectarse a los sistemas online: El mundo interactivo nos ofrece hoy una serie de ventajas que debemos aprovecharlas para ampliar nuestra plataforma informativa, pero también para involucrar más a los ciudadanos. Y lo más importante es asegurarnos que nuestro equipo de repor teros , periodistas , productores ,productoras, tengan tiempo para revisar toda la información que llega de los ciudadanos y que respondan a ella.
Ser abierto: Dejar que los oyentes conozcan cuál es su plan. Hay que promocionarnos, igualmente, hacérselo saber a los candidatos, de modo que no se sorprendan.
Mantenerse en contacto con los ciudadanos: También debemos consultarlos, tomar en cuenta sus percepciones. Las cosas pueden cambiar rápidamente en una campaña política. Por lo tanto, sugerimos mantenerse en contacto con los ciudadanos, propiciar reuniones con nuestros oyentes y pedirles que nos digan qué anda mal y qué les parece útil de la cobertura que les estamos ofreciendo.
Que los ciudadanos hablen: Abrir espacios o programas especiales en nuestras radios donde nuestros oyentes puedan opinar y hacer preguntas a sus candidatos. Esto se hace más visible en las semanas finales de la campaña. Por lo tanto, debemos asegurar suficiente tiempo para incluir sus puntos de vista.
Promover una cadena de votantes: Significa más que poner un cintillo o una sección especial sobre el proceso electoral. Quiere decir animar a las personas a conversar con sus amigos y vecinos durante toda la campaña, para animarlos a participar y a votar.

DESAFIOS CIUDADANOS PARA LAS RADIOS COMUNITARIAS[1]
Fernando Ossandón
Profesor de la Universidad de Santiago


[1] Texto completo, revisado con posterioridad al Seminario, con el fin de incorporarle los elementos emergentes planteados por otros panelistas.


Introducción ¿Qué tipo de radio comunitaria y ciudadana hacer hoy? Se me ha invitado a compartir con ustedes acerca de esta pregunta, en complemento a los demás elementos compartidos ya por los expositores anteriores. En tal sentido, la intervención de la Senadora Alvear plantea varios aspectos coincidentes con nuestras inquietudes, así como la de César Ramos, integrante de la directiva de Anarcich. Dividiré mi presentación en tres partes. Primero, una reflexión acerca de algunos desafíos que se desprenden del contexto en el que se desenvuelven las radios comunitarias. Segundo, una necesaria reflexión acerca de qué entendemos por radio comunitaria como fenómeno social. Y tercero, algunos desafíos adicionales relacionados con la contingencia. I.- ¿EN QUÉ `CONTEXTO´ SE DESENVUELVEN LAS RADIOS COMUNITARIAS? Queremos llamar la atención sobre tres aspectos, bastante evidentes por lo demás, pero acerca de los cuales no siempre se sacan las mismas consecuencias: 1.1. La glocalización. O sea, ¿Cómo los fenómenos globales se hacen presentes en las realidades locales? Veamos dos ejemplos que pueden servir no sólo para delinear el concepto, sino para desafiar a los equipos a cargo de las radios comunitarias. a) La inmigración andina y caribeña, incluso la africana, hacia el país, se ha acelerado en las últimas dos décadas, producto de las mayores facilidades para el traslado de personas e integración de los mercados que impone la globalización. Sin embargo, este fenómeno no impacta a todas las localidades por igual. Si analizamos el caso de la ciudad de Santiago, las familias inmigrantes se asientan en sólo cuatro comunas –Recoleta, Independencia, Santiago y Estación Central- y sólo en algunos barrios de esas comunas, como por ejemplo, el Barrio Yungay.

 

¿Cómo enfrentan las radios comunitarias de esas cuatro comunas esta desafiante realidad multicultural? ¿Hacen suyo los esfuerzos –prácticamente autogestionados- de escuelas públicas que luchan por la integración educacional de los infantes y sus apoderados en el barrio que los acoge? o de ONGs que explícitamente trabajan a favor de la inclusión, la solidaridad, el empleo y el reconocimiento de las comunidades migrantes? ¿O sólo actúan, al igual que los demás medios masivos, de manera reactiva ante acontecimientos espectaculares como un incendio, el desalojo de un cité hacinado e insalubre o una nueva denuncia contra el Fra Fra por tráfico de personas?

b) El precio de los alimentos viene sufriendo alzas periódicas desmesuradas, como efecto de varios fenómenos, entre los que se cuentan la reconversión masiva de tierras de cultivo para la producción de biocombustibles  y la destrucción de cultivos por condiciones meteorológicas más extremas. A nivel nacional, el alza de precios de los alimentos impacta con más fuerza a quienes tienen menos, porque dedican la mayor parte de sus ingresos a este rubro, lo cual termina por localizar social y territorialmente el problema.

¿Deben las radios contentarse con difundir los aspectos nacionales del problema, como la existencia del bono de alimentación o la entrabada discusión anual del reajuste al salario mínimo? ¿Qué se puede hacer para convertir este en un tema de la agenda local? Me refiero a la agenda política, pero también a la solidaria, a la comprensión testimonial  y contextual del fenómeno, a  las buenas prácticas de alimentación y la salud, entre tantas otras vetas para abordarlo. Para partir, todo locutor/a de continuidad de esas radios debería tener en su mesa de trabajo un ejemplar  del libro La Cocina Popular, que contiene abundante información alimenticia y recetas a bajo costo, de esas útiles para chuparse los dedos y a la vez alimentar el ego de la chilenidad.

Y podríamos seguir “localizando” otras tantas situaciones de origen global, nacional e internacional, como las medioambientales, las de origen financiero, la hibridación de las culturas populares, la mayoría de las cuales representan un número importante de problemas. Pero, la globalización también implica oportunidades:

El turismo local, por ejemplo, se potencia gracias a una mejor conectividad y al incremento casi explosivo del número de turistas internos y externo. La salud de los pueblos originarios ofrece soluciones y alternativas que se complementan o en ocasiones, remplazan, a los consultorios de atención primaria convencionales. Nuestra cultura criolla se enriquece con el bilingüismo en escuelas, consultorios, liceos y radios comunitarias.

1.2. El desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en particular, las oportunidades que ofrecen para la así llamada sociedad del conocimiento.

La tecnología determina la vida de casi todos, a la vez que ofrece más oportunidades de libertad y desarrollo a quienes cuentan con más conocimientos, habilidades y dinero para acceder a estas.  Es una brecha social de conocimiento que se instala sobre una brecha inicial de acceso. Sólo una fuerte inversión en infraestructura en el acceso y la generación de contenidos por parte del Estado y del llamado Tercer Sector, serán capaces de aminorar esta nueva fuente de desigualdad social y cultural.

Las TICs abren algunos desafíos y oportunidades importantes a las radios comunitarias:

a) La computación, con sus múltiples aplicaciones, ha permitido racionalizar los modos de producción, mejorar las bases de datos musicales, hacer registros documentales de todo lo que se difunde, automatizar algunos mensajes periódicos, traducir en tiempo real material interesante que proviene en otros idiomas, entre tantas otras operaciones de programación y de gestión.  Todo ello a costos cada vez menores y a plataformas electrónicas fáciles de dominar para quienes más hacen radio comunitaria en Chile: las y los jóvenes.

b) La Internet permite sortear las restricciones que pone el Estado para administrar el espacio radio eléctrico finito, con el grandioso recurso de la transmisión on line, precursora de la transmisión radial digital que nos anunciara César Ramos recién.  El desafío, por lo tanto, ya no es hacer radio, eso lo podemos hacer todos, desde nuestro hogar y a bajo costo, emitiendo señales que se difunden “hasta el infinito y el más allá…”, dirían mis nietos. Ahora el desafío es volver a conectarse con las audiencias, hacer radio para y con una determinada comunidad. En el mundo digital puedo construir una audiencia y hasta simular una comunidad (como las ridículas “comunidades” de Movistar, Claro y otras empresas empeñadas en fidelizar a sus públicos con trucos de marketing social), pero, no puedo hacer comunidad con personas afines que no estén efectivamente conectados, al igual que yo, a las mismas plataformas digitales. Hacer comunidad desde y con las comunicaciones es un desafío real, que no excluye ni depende, hoy por hoy, de lo virtual sino del estar inserto, ser parte de, estar comprometido y sentirse identificado con. Lo cual nos lleva al desafío siguiente.

c) Con las TICs, la participación social ya no es más una marca distintiva de las radios comunitarias. Es más, las redes sociales digitales son, hoy por hoy, espacios de participación más influyentes en los medios – o sea, en la interacción social del público con cada medio. Con los aportes ciudadanos en Twitter, la agenda noticiosa se diversifica, se enriquece, es más testimonial y certera. La mayor parte de los medios, sin embargo, siguen privilegiando la participación de las audiencias con fines de entretención y/o de legitimación de sus propias líneas editoriales e informativas. Es una herramienta más del negocio.

De manera que ya no basta con mantener un teléfono abierto para acoger los pedidos de su canción favorita, aunque me ha sorprendido observar que la mayoría de las páginas web de las radios comunitarias hoy, en Santiago, ni siquiera publican un teléfono o un correo electrónico donde contactarse de inmediato con la radio. Hace rato que ya no es excusa decir que “el servicio telefónico” es muy caro; es un problema de mentalidad, de si queremos hacer radio con los demás o sólo para los demás.

De manera que el nicho que distinguirá a la radio comunitaria de las demás ya no será la participación de la audiencia, sino la expresión en público de LAS OTRAS VOCES.

En un mundo donde la interacción directa se ha vuelto cotidiana y masiva, aquello que Manuel Castells denomina la “autocomunicación de masas”, todas las voces tienen un espacio para la expresión; sin embargo, no todas ellas pueden hacerse presente e influir del mismo modo, en los  espacios donde sus autores sienten que están llamadas a hacerlo. En ese sentido, la TV abierta, las radios y hasta la prensa escrita siguen jugando un rol insustituible en la generación de la realidad por medio del lenguaje. Por eso, creo que el proyecto de la Anarcich, que consiste en promover la  existencia de la “radio comunitaria y ciudadana” es una feliz y acertada síntesis de lo que la sociedad espera de sus radios comunitarias en la actualidad.

d) Por último, hay dos nuevos desafíos para la radios comunitarias en relación con las TICs.

Primero, la lucha por conseguir una alta participación de la radio comunitaria y ciudadana en el futuro uso del espacio radioeléctrico digital. Si la Anarcich y sus integrantes no son proactivos al respecto, serán otros los que se apropien de esa oportunidad, para otros usos. Y tal como nos  lo recuerda César Ramos, esta nueva franja de concesiones radiofónicas representará la única oportunidad real para incorporar nuevos actores al sistema, ya que las actuales concesiones de radio de mini cobertura acreditadas como radios comunitarias coparán la actual disponibilidad de concesiones por los próximos diez años.

Segundo, está el desafío de la convergencia de medios, es decir, la posibilidad de transmitir y recibir mensajes simultáneamente a través de varias  plataformas y medios. Realidad que está en proceso de ser legislada a propósito de la televisión digital terrestre. A mi juicio, las radios comunitarias y las organizaciones sociales que representan deberían ser más proactivas en este debate y trabajar juntos a sus colegas representantes de la televisión comunitaria, las productoras independientes y demás organismos del Tercer Sector involucrados en el tema. Ambos actores comparten una parte del espacio radioeléctrico y la misma vocación por el ejercicio igualitario del derecho humano a la comunicación.

1.3. El tercer rasgo que deseo destacar del impacto de la globalización es el del trabajo en red. El mundo de la sociedad del conocimiento es el de las redes sociales (esas que existían desde antes que el término fuera expropiado por las empresas digitales con fines mediáticos y comerciales).

 El trabajo en red es un rasgo definitorio del escenario global: Cada uno en lo propio, todos juntos tras un interés en común. Individualidad y pertenencia a uno o más colectivos, a la vez. Redes entre iguales, redes mixtas con las instituciones públicas, alianzas con los diferentes.  Esta nueva forma de organizarse significa que:
- la unidad ya no es más sinónimo de uniformidad, sino de acción conjunta de actores diversos, implica tolerancia y aceptación del que es distinto;
- el sueño tras el cual se lucha ya no es más “la felicidad futura para los hijos de nuestros hijos”, sino el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de las poblaciones  afectadas, aquí y ahora;
- la toma del poder es inconducente para producir cambios, sino se acompaña al menos de la transformación de los micro-poderes que residen en los actores sociales intermedios y la vida cotidiana de las gentes. “Igualdad en el país y en la casa”, gritaba con razón en las calles el movimiento de mujeres, en los años ochenta.

El trabajo en red apuesta a las metodologías del encuentro, el intercambio, las buenas prácticas, la planificación estratégica para conseguir los objetivos deseados y compartidos, valora la transparencia de la información. Abandona la descalificación a priori, combate la arrogancia, el amiguismo, el secretismo y la corrupción.  Privilegia la convivencia, el aporte de los otros, valora el escuchar y el sentirse escuchado, no sólo el actuar.

A propósito de este punto, permítanme deslizar una palabra de asombro ante la aceptación pasiva hasta ahora de los radialistas comunitarios chilenos a la restricción que impone la ley 20.433, en su artículo 15, que prohíbe a las radios “formar parte de cadenas entre ellos ni con radios comerciales, salvo en casos de alto interés público, emergencia o calamidad pública…”. ¿A qué le tuvo miedo el legislador?  Otros artículos de la misma ley protegen de manera suficiente a las organizaciones del riesgo que unas pocas se apropien de un gran número de concesiones, desnaturalizando el sistema de concesiones comunitario.  Pero, el artículo 15 impide a las radios individuales trabajar en red y les prohíbe aliarse con cualquier otra radio, ya que  en Chile todas ellas son de carácter comercial. En lo personal, pienso que esta es una disposición retrógrada, extemporánea y que atenta contra la participación de  las organizaciones en proyectos colectivos de mayor envergadura y ambición. Si se reconoce que las radios comunitarias son vitales “en situaciones de emergencia o calamidad pública”, ¿por qué se las restringe en el trabajo diario y cotidiano a favor de una sociedad presente mejor?


II.- ¿Qué es hacer radio comunitaria hoy?

¿Es posible encontrar una definición en común que inspire a todas las radios comunitarias y ciudadanas?

Para responder, debemos hacer un guiño a la historia.

En términos generales, la radio y teledifusión en el mundo se organizó, desde su origen en los años veinte, en torno a dos grandes modelos: el de servicio público, el cual valora este espacio como un bien nacional de uso público y reserva al Estado su administración monopólica;  y el modelo comercial, que reserva al Estado el rol regulador y entrega a los agentes privados la iniciativa de administrar concesiones de radio para sus propios fines, incluso para arrendarlas o transarlas en el mercado. El primer modelo, predominó en Europa, Canadá  y gran parte de Asia; el segundo, en Estados Unidos y América Latina. Por cierto, estas definiciones se tomaron en un contexto post 1ª guerra mundial y con un desarrollo tecnológico, económico y de las sociedades que ha evolucionado mucho desde entonces.

En el marco de esa constante transformación del contexto, empezaron a surgir voces molestas, descontentas, no sólo con una u otra radio sino con el sistema que las sustentaba. Así, a lo largo del tiempo, se fueron desarrollando lo que Alfredo Bouissa, uruguayo, denomina “las otras radios”.  En Europa serán las radios pirata, para reivindicar la difusión del rock en los años 60; las radios libres, para combatir el monopolio ideológico instalado en las radioemisoras públicas. En Estados Unidos y Canadá serán las radios comunitarias y las radios libres, para satisfacer necesidades de comunidades específicas y acoger puntos de vista contrarios al establishment, esos que no interesaban a las empresas privadas, volcadas por entero al negocio del  entretenimiento y de la información. En América Latina serán las radios mineras en Bolivia, iniciativa de los sindicatos mineros del estaño para defender sus intereses laborales y de vida; las radios educativas y populares, impulsadas por organismos de  iglesia primero, luego por organizaciones sociales y ONGs, a lo largo del continente;  las radios participativas, las radios rebeldes o insurreccionales, las radioparlantes… Con la irrupción tecnológica de los transmisores de baja potencia en frecuencia modulada, se generalizan, a partir de los ochenta, las radios locales, las radios trucha en Argentina y, a partir de los noventa, irrumpe un movimiento de radios comunitarias y ciudadanas en Chile.

Con este guiño a la historia, he querido levantar dos cuestiones: Primero, no existe un modelo uniforme, menos estático, que caracterice a la radio comunitaria en el mundo. Estas siempre surgen  para satisfacer necesidades insatisfechas de determinados grupos, impulsados por motivaciones particulares y concretas, a veces individuales, pero que tienden a hacerse colectivas cuando interpretan los deseos y sueños de muchos, en un contexto determinado.  Segundo, las otras radios surgen siempre a contrapelo del modelo dominante, hegemónico. En las circunstancias actuales,  las inspira, por ejemplo, un deseo democratizador, alternativo a los grandes holdings de radio y a favor de la libertad de expresión de quienes se sienten excluidos de la fiesta.

En Chile, el movimiento de radios comunitarias que emerge el año 90, en paralelo con el inicio de la transición a la democracia, adquirió un sello predominantemente territorial: el barrio, la comuna, la localidad. Un espacio para fomentar la identidad social y cultural, para democratizar la agenda pública con temas y voces casi olvidados por la institucionalidad local, para enfrentar los problemas y establecer diálogos no excluyentes, entre tantas otras vocaciones. El sueño ha sido, al igual que el de la casa propia, la radio propia. Un espacio no sólo cercano (como lo son muchas de las radios comerciales a nivel territorial), sino el mío, el nuestro, el de la gente de a pie, ajena a las esferas del poder.


III. Finalmente, ¿Qué expectativas tenemos en relación con las radios comunitarias en la contingencia?

Si pudiéramos inaugurar un premio a la mejor radio comunitaria del 2011, yo se lo daría –con todo respeto a la labor que realizan todas las demás- a la Radio Santa María de Coyhaique, que no es técnicamente una radio comunitaria sino local. Y el premio al mejor periodista, se lo daría a una técnica en turismo, Claudia Torres, perteneciente a la misma radio.

Los méritos de ambos están a la vista. Radio Santa María de Coyhaique no le quitó el bulto a tomar partido comunicacional a favor del movimiento social por Aysén, que irrumpió en febrero de este año. La radio contribuyó a legitimar el movimiento social en el espacio informativo y a ofrecer algo tan necesario como escaso en los conflictos sociales agudos: un espacio para la  verdad de los hechos, no sólo la oficial. El General de Carabineros, la Intendenta y hasta el jefe de los Bomberos, acusaron a Radio Santa María de “instigar las manifestaciones y la violencia” (tal como en los noventa personeros de la Archi y Renovación Nacional tildaron de “comunistas” y “extremistas” a los jóvenes de poblaciones que ocuparon espacios disponibles en el dial santiaguino para hacer sus emisiones comunitarias). La radio local junto a su gente, en las buenas y en las malas, acompañándola, prestándole micrófono para que dijera su verdad y mantuviera en alto su dignidad.

Claudia Torres, con su programa nocturno “Tu problema es mi problema”, permitió interconectar a los ayseninos tras una misma causa, con una metodología tan simple como certera: micrófono abierto para los pobladores e improvisadores reporteros, para los testimonios a través de un celular, en noches marcadas por la violencia de carabineros y los desesperados esfuerzos por no claudicar de los movilizados. Les cortaron la luz y la energía para que dejaran de transmitir, pero Internet les permitió tender puentes y a otros replicar su señal, para hacerla llegar de todos modos a los hogares de la Región. Así, la gente supo qué pasaba, de primera fuente y pudo pensar. “No es lo mismo reportear detrás de los Carabineros que hacerlo desde los manifestantes”, declaró Claudia el día de conmemoración de la libertad de expresión en un Seminario en Santiago. Lo de Claudia no es sólo una expresión de coraje, es también una lección de comunidad. Cuando las autoridades y los dirigentes sociales volvieron a Coyhaique luego de lograr destrabar el conflicto con el gobierno con la denominada Mesa Social, mientras los periodistas se abalanzaban sobre los parlamentarios, las autoridades y el vocero principal del movimiento social a la salida del avión, ella ocupó su tiempo en levantar cuñas del resto de  los dirigentes que componían la delegación. Así pudo recordarle a los Ayseninos, una vez más, el carácter social y masivo de la movilización. Se escucharon las voces de representantes de los pescadores artesanales, taxistas colectiveros, camioneros, comerciantes, ambientalistas, funcionarios públicos y la representante de siete alcaldes en el ejercicio de su cargo, entre otros. Fue algo así como si, al cubrir un concierto masivo en el Estadio de la comuna, mientras los demás medios gastan todas sus energías en cubrir lo que siente y hace la celebridad principal, los reporteros de la radio comunitaria se muestra más interesados en visibilizar ante la comunidad la labor de los grupos teloneros de origen local.

Anarcich y la Amarc en Chile, por su parte, solidarizaron prontamente con radio Santa María cuando las autoridades intentaron acallarlos y desprestigiarlos. Pienso que con el movimiento social “tu problema es mi problema” ganamos todos, lo cual demuestra que una causa particular puede ser el detonante de un mejoramiento en el desarrollo humano de una comunidad mucho más amplia.

La lección que nos deja este episodio es una pregunta: ¿Cómo estamos por casa? ¿Cómo nos relacionamos como radio comunitaria con los movimientos sociales que se expresan en nuestro territorio o sector? Radio Freirina, por ejemplo, tiene también harto que aportar al respecto.

En suma, las expectativas que podemos formular acerca del comportamiento de las radios comunitarias y ciudadanas en la contingencia son:

Primero, que sigan siendo lo que son: parte de una o más comunidades a las que pertenecen. Trabajar a favor de su identidad, de su dignidad; prestarles micrófono y levantarles el ánimo de manera diaria.

Segundo, que sigan haciendo lo que hacen: brindar espacios a los grupos de vecinos organizados, pero, con el añadido de proponerles llevar a cabo una agenda pública compartida, que contribuya a generar opinión pública local en torno de temas evaluados como prioritarios y la ventilación de diferentes puntos de vista al respecto. Lo que los expertos en Internet denominan “conseguir una difusión viral”.

En relación con la coyuntura electoral municipal, ayudarnos a comprender qué está en juego en el futuro cercano de cada localidad. Será el momento, a mi juicio, no tanto de promover rostros como el necesario debate programático acerca de la realidad municipal, comunal. Confrontar opiniones, lecturas de la realidad, planes de gobierno y que sea el votante quien saque sus propias conclusiones. Por ejemplo, yo me permitiría sorprender a más de algún candidato a concejal, pidiéndoles dar conocer sus planes de fiscalización de la labor municipal, que es la verdadera misión para la cual serán elegidos.  Y que se comprometan públicamente con dicho plan.

Adicionalmente, este año habrá muchos nuevos votantes potenciales. Creo que la democracia se enriquece si las radios comunitarias alientan a votar a los más jóvenes y a los no inscritos con anterioridad. Hay mucho que hacer en materia de formación ciudadana,  de “competencias ciudadanas” (Gross y Contreras, 2006), o sea de conocimiento de los derechos y los deberes en el plano político, social, económico y cultural, no sólo electoral.

Y en relación con el como hacerse parte de la coyuntura nacional,  alentaría a las y los colegas radialistas a meditar sobre el concepto con el cual inicié mi presentación, la glocalización: el desafío de observar localmente los temas nacionales e internacionales, para colaborar a formar a la gente, de una manera entretenida y útil a la vez.

Y… mucha música local, generacional, multicultural. Cada radio comunitaria convertida en una escuela de talentos, más expresiva  y de mayor creatividad que la que se disputan un par de programas espectaculares en la TV de señal abierta.

Muchas gracias.

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